Todos los que trabajamos en adicciones tenemos la experiencia de que la familia es la primera en descolgar el teléfono y pedir ayuda en la mayoría de los casos. Cuando la familia descubre la adicción, hay detrás mucho tiempo de consumo, mucho dinero gastado, mucha manipulación emocional ejercida por parte del enfermo y muchas mentiras.
Generalmente existe detrás un sistema familiar que ha contribuido al mantenimiento de esa conducta en el adicto debido a percepciones erróneas acerca de lo que es la adicción.
Llegado este caso conviene que la familia sepa que va a desatarse un proceso parecido al duelo por parte del adicto y que los miembros del entorno deben aprender a identificar y adelantarse a cada estadio del proceso.
Etapas en el proceso de reconocimiento del problema
- Negación. Lo primero que el adicto va a hacer cuando la familia le comunica su conocimiento de la adicción es negarlo todo. Si llega a reconocer algo, le quitará importancia. La negación es un mecanismo psicológico de autoprotección ante algo negativo y desagradable.
- Ira. Después de la negación, sobrevendrá el enfado. El adicto pensará que todos están contra él. Todos los suyos se han conchabado para hacerle la vida imposible y pensará que todos son malos. Al sentirse acorralado, el adicto atacará a la familia.
- Negociación. El adicto prometerá que es la última vez. Esa falsa promesa la traslada a su familia, porque ese proceso también lo está elaborando el enfermo dentro de sí. El adicto cuando consume lo hace prometiéndose a sí mismo que es la última vez.
- Depresión. Antes los constantes fracasos del adicto en el pulso con el entorno y el mantenimiento firme de la familia, llegará una etapa de depresión que cursa con tendencia a aislarse, tristeza, abandono, victimismo, verlo todo negro. Es el señal de que vamos por buen camino.
- Aceptación. Es entonces cuando rompe la vida del adicto en un auténtico y sincero reconocimiento del problema: “Tengo un problema y necesito vuestra ayuda.” Pero para ello es preciso que la familia, todos a una, sea firme en su decisión y tenga también el compromiso con la recuperación del enfermo.
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