ADICCIÓN A LOS PORROS (CANNABIS)
El cannabis es una droga que se extrae de la planta Cannabis sativa. De su resina, hojas, tallos y flores se elaboran las drogas ilegales más consumidas en España: el hachís y la marihuana. Sus efectos sobre el cerebro son debidos principalmente a uno de sus principios activos, el Tetrahidrocannabinol o THC, que se encuentra en diferentes proporciones según el preparado utilizado.
La adicción a los “porros” (cannabis) es una de las adicciones que está en alza debido al consumo cada vez a más temprana edad y a la normalización de su uso, lo cual favorece que baje la percepción de riesgo entre la sociedad.
Efectos del consumo de porros
El sistema cannabinoide endógeno es un sistema de nuestro organismo que realiza funciones relacionadas con el comportamiento, el aprendizaje, la gratificación, la ingesta de comida, el dolor y las emociones, entre otros.
Cuando se consume cannabis, se activa este sistema endógeno de forma externa y artificial y se alteran muchas de las funciones que desarrolla. A dosis altas puede producir cuadros de gran ansiedad.
Este sistema desempeña un papel fundamental en la memoria y hace que nos acordemos más de lo agradable que de lo desagradable. Cuando se sobre activa por el consumo de cannabis se olvida todo y es más difícil recordar cualquier acontecimiento ocurrido. Por otro lado, el sistema cannabinoide controla la atención y la percepción.
También se encuentra implicado en la regulación de la actividad motora, lo que explica que el consumo de cannabis produzca una disminución del nivel de actividad y mayor dificultad en la coordinación de movimientos.
Riesgos y consecuencias del consumo de cannabis
El consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos:
- El hecho de fumarse sin filtro favorece enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón. Además, su efecto broncodilatador potencia la absorción de sustancias tóxicas.
- Altera el sistema cardio-circulatorio, provocando taquicardia, por lo que las personas con hipertensión o insuficiencia cardiaca pueden sufrir un empeoramiento de su sintomatología.
- Existen datos que indican que podría haber un aumento de la incidencia de depresiones y psicosis por el consumo crónico de esta sustancia.
El impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia en los jóvenes. Provoca dificultades para estudiar, al disminuir las funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando, por tanto, el aprendizaje. Puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos trastornos o agravar los que ya se padecen.
Cada vez hay más datos que demuestran el efecto perjudicial del consumo de cannabis asociado a la conducción de vehículos, especialmente si se combina con alcohol, lo que hace que aumente el riesgo de accidentes.
El cannabis actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral de la misma forma que lo hacen otras drogas, a través del estímulo de la liberación de dopamina. Por eso, el consumo continuado de cannabis produce adicción. La adicción aparece entre el 7% y el 10 % de las personas que lo han probado y en 1 de cada 3 de los que lo consumen habitualmente.
Tratamiento de la adicción a los porros
En el tratamiento de adicciones para la adicción al cannabis hay que tener muy en cuenta las diversas psicopatologías asociadas al uso de esta droga (patología dual). Para ello es necesario un adecuado seguimiento psiquiátrico y psicológico.
La identificación y modificación de las distorsiones cognitivas respecto al consumo y el balance decisional con respecto a los riesgos y beneficios de su uso ayudan a identificar en qué estado motivacional se encuentra la persona con respecto a su adicción.
Las terapias motivacionales para conseguir avanzar en los procesos de cambio y la prevención de recaídas, así como ir estableciendo cambios en el estilo de vida favorecen el resultado de las terapias para el tratamiento de la adicción al cannabis.
En adolescentes y jóvenes, a parte de acudir a una Clínica de desintoxicación, es de mucha ayuda la intervención familiar en su proceso de recuperación.
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