Vamos a presentar a continuación una serie de artículos que tienen como finalidad desenmascarar la adicción, ya que toda ella está plagada de trampas y autoengaños que hacen que se le conozca popularmente como “la enfermedad del autoengaño”.
Partimos de la base de que todos los enfermos adictos se auto engañan. También mienten, pero no porque sean mentirosos, sino porque la mentira y el autoengaño son síntomas de la enfermedad adictiva. Con la mentira engañas a los demás, deformando la realidad conscientemente; con el autoengaño el adicto se engaña a sí mismo, siendo una táctica del cerebro para autoconvencerse de cosas que, de por sí, son injustificables. Prueba de ello es que el adicto, al igual que todo el mundo, sabe que las drogas son perjudiciales. Él es el primero que sufre su enfermedad y ve las consecuencias. Pero su problema está en que ha perdido el control sobre su consumo y su cerebro le manda señales: “¡Necesitas consumir!”. Entonces se pone en marcha todo un mecanismo de justificaciones con la única finalidad de mantenerse en el consumo.
En el siguiente esquema, se puede ver, quizás de una manera un tanto reducida, el mecanismo del autoengaño en el adicto siguiendo la teoría del cerebro triple de Paul McLean:
El cerebro reptiliano del adicto percibe el consumo como necesario para sobrevivir. Piensa que no puede vivir sin consumir. Ante ese mensaje de superviviencia el cerebro límbico genera emociones negativas como angustia, ansiedad, irritación o agresividad. Como consecuencia de esas emociones negativas, el neocórtex busca los argumentos convenientes para justificar ese consumo. Es así como surgen el autoengaño y la trampa en la mente del adicto. ¿Qué finalidad tiene esa trampa? Evidentemente no salir de la adicción.
El adicto que se auto engaña no es consciente de que lo hace. De ahí que el familiar no consigue nada haciéndole ver la realidad o rebatiendo sus argumentos y justificaciones o intentando que reconozca que tiene un problema. Negará que tiene un problema de adicción no porque quiera mentir, sino porque la mayoría de las veces cree realmente que es así. Piensa que controla su consumo, que puede dejarlo cuando quiera y que, para ello, no necesita la ayuda de nadie.
Cuanto más tiempo pase y más se prolongue la permanencia de esta negación en el adicto, más firme quedará en su consciencia. Y mientras más convencido esté y con más fuerza lo crea, será más difícil de desmontar.
Lógicamente surge entonces la pregunta: “¿Cómo lidiar con esos autoengaños?”. Al adicto activo no se le puede exigir que no piense en el consumo. Es como si a un enamorado le pides que deje de pensar en la persona que es objeto de su enamoramiento. Al principio eso es imposible para él. Quizás puede lograrlo durante un tiempo, pero tarde o temprano caerá en la trampa del autoengaño. La solución pasa por ir poco a poco familiarizándose con los argumentos a favor del mantenimiento del consumo.
Por lo tanto, es bueno tener en cuenta los siguientes pasos:
- El primer paso conlleva el identificar esos pensamientos. Por ejemplo, si el adicto se cree fuerte para controlar su consumo, entonces cae; si se siente solo, desestimado, agobiado e incomprendido, entonces consume; si identifica adicción con marginalidad social, mientras que él claramente no lo es, entonces consume sin creer que tiene un problema; si propicia un discurso victimista, cargando las culpas de su malestar sobre los demás, entonces consume. Son ejemplos de pensamientos que emergen en la mente del adicto.
- El segundo paso es familiarizarse con los argumentos que facilitan bajar la guardia y le llevan a consumir. Conviene prestar atención a cómo siempre le atacan por sus puntos más débiles: la autoestima, el no sentirse justamente querido o valorado o el no poder controlar una situación que le desborda. Por ahí comienzan a hacerse sentir mal y el adicto busca en el consumo una forma de evadirse.
- El tercer paso es combatir esos pensamientos cuestionándolos. El adicto es más listo que esos argumentos, por lo tanto, seguramente sabe por dónde flaquea y, si estás dispuesto, puede desmontarlos.
En artículos sucesivos intentaremos ofrecer a nuestros lectores unos recursos básicos de actuación frente al conjunto de autoengaños que se producen en la mente del adicto, tanto para trabajo personal por parte de quien padece la adicción como de sus familiares, que son quienes más le quieren.
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