Más allá del consumo de ciertas sustancias de tipo legal (psicofármacos, tabaco y alcohol), o ilegal (cannabis, cocaína, heroína, drogas de síntesis, etc.) existen otro tipo de adicciones: las adicciones sin drogas. Se trata de actividades tan aparentemente inofensivas como son comprar, comer, hacer ejercicio, cuidado estético, apostar, utilizar distintas tecnologías, sexo, etc.
Las personas que manifiestan una adicción de tipo comportamental se comprometen de forma continuada con esa conducta a pesar de las consecuencias negativas de su utilización. Estas personas tienen un fuerte sentimiento de urgencia o anhelo de llevar a cabo esa conducta, como puede ser conectarse a Internet, apostar, hacer ejercicio, comprar, etc., llevado a la búsqueda insistente. Además, se produce una pérdida de control acerca del consumo en cantidades y tiempo que se le dedica.
Rasgos comunes en las adicciones comportamentales y en las adicciones químicas
Estas conductas causan un refuerzo a corto plazo y pueden generar un comportamiento constante a pesar de que la persona sepa que le ocasionará consecuencias desfavorables como, por ejemplo, la disminución en el control que tiene sobre su propia conducta.
La pérdida del control es el concepto central que define la adicción o la dependencia de sustancias psicoactivas. Esta similitud entre ciertas conductas y el consumo de sustancias ha dado lugar al concepto de adicción comportamental. Dicho de otro modo, se genera un síndrome similar al observado en personas con adicción a sustancias, pero cuyo centro de atención es una determinada conducta en lugar de la ingesta de una sustancia química.
Qué son exactamente las adicciones sin sustancias
Nos referimos a un tipo de trastornos vinculados a actividades humanas diversas, a menudo placenteras, no relacionadas con el consumo de sustancias químicas, aunque a veces se puedan dar al mismo tiempo.
Los individuos que los padecen sienten un fuerte deseo por efectuar determinados tipos de actos como, por ejemplo, jugar por dinero, hacer compras, permanecer frente al ordenador u otros dispositivos electrónicos (tablet, teléfono móvil, smartphone, etc.), estar conectado online todo el tiempo, o algunos otros comportamientos, como el sexo, la pornografía, el trabajo.
Son parecidos a una adicción química en el sentido que, al igual que un verdadero adicto necesita las drogas, las personas que padecen una adicción comportamental no pueden dejar de repetir la conducta (jugar, comprar, entrar a las redes sociales, etc.) una y otra vez (en lugar de consumir una droga) y, si no lo hacen, presentan niveles de ansiedad muy intensos, que solo se calman cuando se genera la conducta. Un ejemplo de esto se da en personas cuyo estado de ánimo se produce en función de las personas que han visto sus redes sociales, los seguidores que tienen, los “likes” que reciben, los comentarios, etc.
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