Escuela y adicciones. ¿Existe relación?

Escuela y adicciones. ¿Existe relación?

Al hilo de un anterior post donde proponíamos cómo la familia influye en una buena prevención en adicciones (https://clinicaefficiens.com/como-influye-la-familia-en-una-buena-prevencion/), nos centramos esta vez en la escuela, otro de los principales agentes de socialización de la persona, después de la familia.

A simple vista, leyendo el título del presente artículo, pareciera que hay una correlación directa y necesaria entre el desarrollo de una conducta adictiva y la categoría de centro escolar donde la persona ha recibido su educación y formación curricular. Pero no es así. En el campo de las adicciones y en la existencia de futuras conductas problemáticas relacionadas con el uso de sustancias no existen categorías absolutas —entre otras cosas porque cada persona es un mundo— sino un cúmulo de factores de riesgo y de protección que facilitan la probabilidad de desarrollar este tipo de conductas en el caso de los primeros, o por el contrario reducen esa posibilidad sin son factores de protección. Es aquí donde se mueve la prevención y de ello trata el presente artículo.

No nos referimos al tipo de centro educativo según la clasificación más común (privado, concertado, público), ni siquiera al ideario como tal (religioso, laico), sino a unas características básicas que puede tener cualquier centro independientemente de estas categorías. A decir verdad, desarrollar una conducta adictiva puede pasarle a un joven que haya estudiado en un colegio privado de gran prestigio como a uno que haya cursado sus estudios en un colegio público. De igual modo existen adolescentes pueden tener un sentido de la responsabilidad tal y una conducta asertiva que les proteja de desarrollar conductas desadaptativa en su tránsito a la adultez, independientemente del tipo de colegio donde haya estado. No nos movemos en esas categorías.

El papel de la escuela en la protección contra el uso, abuso y dependencia de sustancias y otras conductas adictivas, por ser un lugar donde los niños y adolescentes pasan gran parte del día, resulta fundamental. Veamos pues cuáles son los factores escolares más determinantes que influyen en la adquisición de las habilidades necesarias para su protección frente a este problema:

  • Educación integral y de calidad. Si la escuela promueve y enseña de manera integral, con contenidos que formen a la persona en su globalidad (y no sobre aspectos parciales y limitados), existe un adecuado seguimiento personal de los alumnos y sus necesidades y una adaptación a las mismas, entonces se está fomentando una mayor autonomía y un sentido de la responsabilidad, que se asocian a una menor probabilidad de desarrollo de conductas problemáticas, entre las que se encuentran el consumo de sustancias.
  • Rendimiento escolar. Aunque no es un factor que dependa totalmente de la escuela, está relacionado con ella. Si existe un fracaso escolar, independientemente de cuáles sean sus causas, aumenta el riesgo de consumo. Por el contrario, los resultados positivos y la experiencia de éxito que supone para el niño y el adolescente termina constituyéndose como uno de los factores de protección frente a conductas desadaptativas.
  • Tamaño de la escuela. En centros grandes y de mucho alumnado, el control y apoyo de los profesores hacia los alumnos se hace más difícil, constituyéndose muchas veces como un auténtico reto. Una menor cercanía entre profesores y alumnos dificulta la motivación y la implicación en el proceso global de la educación. Sin embargo, el percibir y tener disponibilidad por parte de los profesores para hablar de los problemas personales con los alumnos tiene ciertos efectos protectores.  
  • Apego y vinculación con la escuela. Por último, otro de los factores que contribuye al desarrollo de conductas normativas y disminuye las probabilidades de uso problemático de sustancias es la satisfacción con la escuela y el encontrarse bien en ella. Si existe un bajo apego a la escuela y constantes faltas de asistencia (absentismo escolar), es muy probable que el adolescente se implique en conductas inadecuadas para su edad o de carácter antisocial. Este último factor puede estar relacionado también con otros factores de tipo familiar, como ya vimos, que pueden tener un efecto conjunto sobre problemas en el adolescente aumentando la posibilidad de desarrollar una conducta adictiva.

Para concluir, podríamos decir que unos valores humanos de implicación prosocial, unas creencias saludables, unos claros estándares de conducta y un clima institucional positivo sin duda influyen en el desarrollo del niño y del adolescente determinando muchas veces su personalidad y favoreciendo la adquisición de las habilidades necesarias para la asunción de responsabilidades y la madurez personal. Cualquier buen colegio y cualquier familia querrían lo mejor para sus alumnos e hijos.

Si quieres saber más sobre el papel de la escuela en la prevención de conductas problemáticas y consejos para la adquisición de habilidades para el aprendizaje y la educación en hábitos saludables, no dudes en ponerte en contacto con la Clínica Efficiens, centro de desintoxicación en Córdoba, donde te atenderemos, valoraremos tu problema e intentaremos ayudarte a solucionarlo.

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