La adicción es un problema complejo y abordable que afecta a millones de personas en todo el mundo. Esta circunstancia involucra factores sociales, psicológicos y genéticos. Pero a nivel neurocientífico, uno de los mecanismos clave en el desarrollo y mantenimiento de las adicciones es la acción de la dopamina en el cerebro. Este neurotransmisor desempeña un papel central en el sistema de recompensa, modulando nuestras emociones, motivaciones y comportamientos.
¿Qué es la dopamina?
La dopamina es un neurotransmisor químico producido en varias áreas del cerebro, incluida la sustancia negra y el área tegmental ventral (ATV). Es conocido como el “neurotransmisor de la recompensa”, “hormona de la felicidad”, “neurotransmisor del placer” porque participa en la experiencia de placer y la motivación.
Por lo tanto, la dopamina interviene en distintas áreas del sistema nervioso y, en consecuencia, de la conducta:
- Recompensa y motivación: cuando realizamos actividades que nos resultan placenteras o gratificantes, como comer o socializar, se libera dopamina en el cerebro, lo que refuerza nuestro deseo de repetir esas acciones. Esto es fundamental para el aprendizaje y la superviviencia.
- Movimiento: la dopamina juega un papel crucial en el control de los movimientos musculares. Una disminución de la dopamina está relacionada con enfermedades como el Parkinson.
- Atención y concentración: la dopamina también está involucrada en la capacidad de prestar atención y concentrarse en tareas específicas.
- Sueño y estado de ánimo: aunque se asocia principalmente con emociones positivas, la dopamina también influye en el sueño y en el estado de ánimo. Un desequilibrio en los niveles de este neurotransmisor puede contribuir a trastornos como la depresión y la ansiedad.
Por lo tanto, cuando se produce un desequilibrio de la dopamina, bien por exceso o bien por deficiencia, puede tener consecuencias negativas para la salud mental y física. Su exceso se ha relacionado con trastornos como la esquizofrenia y la adicción; su déficit puede causar enfermedades como el Parkinson, la depresión y el TDAH.
Dopamina y sistema de recompensa
El sistema de recompensa o circuito del placer es una red neuronal que promueve la repetición de conductas esenciales para la superviviencia. Este sistema incluye estructuras como el área tegmental ventral, el núcleo accúmbens y la corteza prefrontal. La dopamina actúa como una señal que indica al cerebro que una experiencia es placentera y, por tanto, vale la pena repetirla.
En condiciones normales, este sistema ayuda a regular el aprendizaje basado en recomensas. Sin embargo, en el contexto de la adicción, las sustancias o comportamientos adictivos secuestran este circuito generando una liberación de dopamina mucho mayor de lo habitual.
¿Cómo las adicciones alteran la dopamina?
Las sustancia adictivas, como la cocaína, la heroína y las anfetaminas, aumentan drástricamente los niveles de dopamina en el cerebro. Por ejemplo:
- Cocaína: bloquea la recaptación de dopamina, prolongando su efecto en la sinapsis.
- Opioides: activan receptores específicos que estimulan indirectamente la liberación de dopamina.
- Alcohol y nicotina: aumentan la liberación de dopamina al influir en diversas vías neuronales.
Esta liberación excesiva de dopamina produce una sensación intensa de euforia, lo que refuerza el uso continuado de la sustancia. Con el tiempo, el cerebro se adapta reduciendo la sensibilidad de los receptores de dopamina, lo que conduce a la tolerancia y a la necesidad de consumir dosis más altas para obtener el mismo efecto.
Además de las sustancias, ciertos comportamientos como el juego, el uso de redes sociales y el consumo compulsivo de alimentos también pueden desencadenar liberaciones significativas de dopamina. Estos comportamientos, aunque no involucran sustancias químicas externas, pueden generar patrones de adicicón similares, conocidos como adicciones conductuales.
El papel de la dopamina en la dependencia y la abstinencia
A medida que la adicción avanza, el sistema de recompensa se desregula. En lugar de experimentar placer, la persona comienza a usar la sustancia o a participar en el comportamientos adictivos para evitar el malestar asociado con la abstinencia. Este malestar incluye niveles bajos de dopamina, ansiedad, irritabilidad y anhedonia (incapacidad para sentir placer).
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