Los autoengaños en las adicciones

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Los autoengaños en las adicciones

Las adicciones, ya sean a sustancias como el alcohol y las drogas, o comportamentales como el juego o el uso excesivo de tecnología, representan un desafío complejo y multicausal. Entre los muchos factores que perpetúan la adicción, los autoengaños juegan un papel importante. Estos autoengaños son mecanismos de defensa psicológicos que permiten a la persona justificar su comportamiento adictivo, negando o minimizando la gravedad de su problema.

¿Qué son los autoengaños?

Los autoengaños son un proceso en el cual una persona se engaña a sí misma para evitar enfrentarse a verdades incómodas o dolorosas. Este fenómeno psicológico implica la creación de una versión distorsionada de la realidad, que permite a la persona mantener sus creencias y comportamientos sin enfrentarse a las consecuencias negativas. En el contexto de las adicciones, el autoengaño se manifiesta de diversas formas, como la negación, la racionalización y la minimización.

¿Cuáles son los autoengaños más comunes?

  1. Negación. La negación es quizás la forma más evidente de autoengaño. Consiste en rechazar la existencia de problema o su gravedad. Un adicto al alcohol se autoengaña diciéndose a sí mismo: “Yo no tengo ningún problema con la bebida, solo bebo socialmente” incluso cuando su consumo está afectando negativamente su vida personal y laboral.
  2. Racionalización. La racionalización implica justificar el comportamiento adictivo con excusas aparentemente razonables. Por ejemplo, una persona adicta a los juegos de azar se engaña diciendo: “Solo juego para relajarme después del trabajo” o “Voy a recuperar el dinero que perdí”. Estas racionalizaciones permiten a la persona continuar con el comportamiento sin sentirse culpable o rebajando la ansiedad que le provoca el juego.
  3. Minimización. La minimización es otra forma de autoengaño donde la persona reduce la importancia o el impacto de su adicción. Frases como “No es para tanto, hay gente que consume mucho más que yo” o “Solo lo hago de vez en cuando” son ejemplos típicos. Esta minimización impide que la persona vea la verdadera magnitud de problema.
  4. Proyección. La proyección es un mecanismo en el cual la persona atribuye sus propios problemas o defectos a otros. Un adicto se dice a sí mismo: “Mis amigos también lo hacen, así que no es tan malo” o “Si mi pareja no fuera tan crítica, no tendría que beber”. Este tipo de autoengaño desvía la responsabilidad hacia factores externos.
  5. Falsa sensación de control. Muchos adictos creen que tienen el control sobre su adicción y que pueden dejarla en cualquier momento si realmente lo desean. Frases como “Puedo parar cuando quiera” o “Solo estoy tomando un descanso” manifiestan esta falsa sensación de control, que a menudo es una ilusión.

Consecuencias de los autoengaños

Los autoengaños tienen consecuencias profundas y a menudo devastadoras si no se confrontan o cuestionan. Al no enfrentar la realidad, la persona continúa con el comportamiento adictivo, lo que puede llevar a un deterioro físico, mental y social. La negación y la racionalización pueden retrasar la búsqueda de ayuda, agravando la adicción y sus efectos. Además, el autoengaño daña las relaciones personales y laborales, ya que el comportamiento adictivo no se corrige y las promesas de cambio no se cumplen. En definitiva, los autoengaños funcionan como factores mantenedores de la adicción.

Conclusión

El autoengaño en las adicciones es una barrera significativa para la recuperación. Al distorsionar la realidad, impide que las personas reconozcan la gravedad de su problema y busquen la ayuda necesaria. Reconocer y superar estos autoengaños es fundamental para iniciar el camino hacia la recuperación y mejorar la calidad de vida. La honestidad consigo mismo, el apoyo profesional y el acompañamiento de una buena red de apoyo son esenciales para romper el ciclo de autoengaño y avanzar hacia una vida libre de adicciones.


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